martes, 25 de octubre de 2016

Queremos vivir, decidir y seguir construyendo nuestros territorios. Oriente Antioqueño.

"Defender el agua, la vida, nuestras costumbres y valores campesinos, eso es lo que queremos; es que para nosotros, la tierra por ejemplo, no tiene valor económico, es el arraigo pues alli, es donde hemos hecho familia, comunidad, historia.."
El pasado 22 y 23 de Octubre en el municipio de San Luis Antioquia, se realizó el 8vo Festival por el Agua y la defensa del territorio y la vida, este espacio contò con la participacion de más de mil lideres, lideresas de diferentes municipios: Sonsón, Carmen de Viboral, Rionegro, Medellín, San Luis, San Carlos, San Francisco, Argelia, Nariño, quienes se dieron cita para pensarse como región y discutir sobre sus principales problemas, al tiempo que definían rutas de articulación y acción, para hacer frente a diversas amenazas.
Las comunidades advierten de manera clara:
La llegada de diversas Multinacionales que han iniciado ya, la implementación de manera impositiva y a veces inconsulta, de megaproyectos de gran impacto socio-ambiental en sus territorios, constituyéndose en una amenaza concreta para la tranquilidad de los pobladores de la region.
Asì mismo, advierten sobre la falta de una consulta bien informada, acceso a datos ciertos y veraces sobre los impactos de estos megaproyectos y es que, las empresas difunden información parcial, amañada y con un lenguaje técnico desde donde se invalida el pensar de las comunidades.
Así mismo, los adelantos de obra no solo impactan el territorio, sino que limitan el acceso de la comunidad a ciertas zonas de sus territorios de donde derivan su actividad productiva de subsistencia como la pesca y la minería artesanal, todo este escenario va modificando las dinámicas y lógicas productivas de la región, acentúa la perdida de sentido de futuro propio, entre otras problemáticas.

Es reiterado el reclamo de las comunidades a las entidades estatales por no proteger los intereses de las poblaciones, privilegiando los intereses foráneos, esto, sin medir las consecuencias sociales y ambientales derivadas; entre ellas, resaltan los efectos adversos de cara a la conservación de las fuentes de agua.
No se ha tenido en cuenta la voz de las poblaciones de manera vinculante, asì que, la Participación efectiva queda en duda, en tanto que el estado, sus instituciones locales, regionales y en lo nacional, no priorizan las decisiones y debates dados en escenarios veredales, corregimentales, municipales; la institucionalidad se ha limitado a convocar para informar lo que las empresas indefectiblemente harán, no dejando más opciones que vender o mal vender sus tierras; además, en sus socializaciones, utilizan un lenguaje técnico que busca invalidar el saber de las comunidades.
La Ley de Justicia y paz, tiene un espíritu centrado en los principios de verdad, justicia, reparación y No Repetición, estos, sobre todo el de NO Repetición, deberían prevalecer por sobre el concepto de utilidad pública, en tanto estos Mega-proyectos provocarán ahora, nuevas expulsiones por vía jurídica.
Hoy la región cuenta con comunidades que recién han retornando y vienen reconstruyendo sus vidas, sus redes sociales, sus vínculos con el territorio, sus dinámicas de producción, entre otras, esto, luego de la brutal violencia vivida en los 80, 90 y entrado el nuevo siglo.
En el Festival, tambièn se generaron discusiones y propuestas en torno al papel de las mujeres, de los jóvenes, los niños y niñas, la continuidad de la vida y cultura campesina, reclamos a las dinámicas y cultura urbanas por no considerar la importancia de la producción campesina, entre varios temas discutidos. Se socializaron casos puntuales de vulneración al territorio y las comunidades, pero al mismo tiempo, avances en las luchas por la defensa del territorio y la vida:
  • En el municipio de San Francisco, se hablò de la defensa por el Rio Santo Domingo.
  • En el Altiplano, se advierte sobre las consecuencias de la expansión urbana, sobre la vida campesina; la especulacion sobre el costo de la tierra, las afectaciones sobre el medio ambientes y su consecuencia de cara a la conservación del Agua; asi mismo, la contaminación por agro tóxicos, entre otras, por el cultivo industrial de Flores.
  • En el municipio de San Luis, se realtó la defensa del Rio Dormilón, ante la pretensión de construir Microcentrales.
  • En el municipio de San Carlos, la construcción de la Hidroeléctrica Porvenir II y Palaguas.
  • En Sosòn, la construcción de la central hidroeléctrica del Naranjal.
  • En Nariño, la defensa del Rio San Pedro, ante la construcción de los proyectos Pocitos 1 y 2.
  • En Argelia, la construcción de 5 proyectos micro-centrales en el Rio Paloma.
  • Asi tambièn, se advirtiò sobre la llegada de varios proyectos mineros, caso Anglo Gold Ashanti.
Estos, algunos de los múltiples problemas que angustian a las comunidades, un cerco al territorio, al agua y la vida por parte de un amplio listado de megaproyectos e intereses de multinacionales que, como avalancha, han llegado y se imponen en la región.
De igual forma, se tejieron acciones a desarrollar:
Fortalecer la capacidad organizativa comunitaria y de resistencia activa y propositiva.
Multiplicar escuelas campesinas.
Fortalecer procesos formativos veredales.
Aumentar proyectos de producción limpia.
Avanzar en la consolidación de una economía regional basada en la solidaridad, intercambio, custodia de semillas, huertas campesinas, etc.
Ampliar propuesta desde y para los jóvenes, mujeres, niños y niñas campesinas.
Potenciar la vocación campesina de la región.
Exigir al estado cumpla su papel como protector de las comunidades y el medio ambiente.
Ampliar la participación comunitaria.
Muchas propuestas surgieron, así mismo, Kavilando propuso sistematizar los ya 8 festivales del agua, para hacer más visible sus logros, alcances, así como sus dificultades, en esta ruta propone que cada festival genere propuestas puntuales por regiones, con responsables y tiempos de ejecución de tal forma que, cada festival pueda evaluar dichos compromisos e ir así, avanzando en la construcción de una agenda social común que se haga valer en la región.