lunes, 22 de junio de 2015

Reflexión

Ciertamente nunca como ahora se habla en la Iglesia de "opción por los pobres", no hay un programa pastoral, diocesano, arciprestal o parroquial donde no aparezcan capítulos o apartados para señalar, con más o menos claridad, las acciones que se van a desarrollar dentro de la "opción por los pobres", tan reclamada hoy por la mayoría.
Esto que puede tener varias lecturas, lo damos simplemente como un hecho real, en una pequeña advertencia introductoria a nuestro artículo donde pretendemos recoger lo central de su panorámica y sus retos actuales. Ahora bien la "opción por los pobres", sin embargo, no es sólo ni principalmente, consecuencia del actual momento de la reflexión teológica o la actividad pastoral más o menos planificada; la "opción por los pobres", mucho más que todo eso, es una opción radicalmente cristiana, de su misma esencia, de su misma entraña. Es una opción bíblica, evangélica. Nace del comportamiento histórico del Dios liberador y se manifiesta también expresa y centralmente en la práctica de Jesús.
La Iglesia así lo entendió desde sus primeros años, y es inmensa tanto la riqueza de textos desde los Santos Padres como la misma práctica en la orientación de su práctica concreta. Otra cosa será, sin embargo, que en todos los momentos históricos, no se haya discernido o no se haya practicado con la claridad y fuerza que demandaba, no sólo la situación de los pobres, sino que también la palabra, siempre actual del Evangelio, exigía.
Hoy el pobre reclama (y la misma Iglesia lo necesita), un lugar prioriatario, ser no sólo destinatario, a veces pasivo, de la acción de los cristianos, sino, mucho más, un sujeto más activo y central, forjador de su propio destino en el mundo y en la Iglesia. La Iglesia, en un buen sector así lo está entendiendo, que debe pasar de ser una Iglesia para los pobres a una Iglesia de los pobres, (según la definición que Juan XXIII hizo suya), donde los pobres se sientan no sólo evangelizados, sino agentes y protagonistas de la evangelización.
En toda esta perspectiva hay que agradecer el actual momento de construcción teológica y de práctica concreta, momento ciertamente iluminador en la Iglesia, sin dejar de reconocer las polémicas y disquisiciones que ha habido en torno al concepto de pobre y su opción. La "opción por el pobre", pasa a ser "opción preferencial por el pobre", para ser denominada después "opción preferencial por el pobre ni exclusiva ni excluyente", son matices que marcan, bajo complementarias perspectivas, los ángulos de una realidad.
Desde ahora que quede constancia del reconocimiento a la reflexión y la praxis de la Iglesia latino americana, que, ubicada en un continente donde las grandes mayorías son a la vez, católicas y oprimidas, ha renovado la teoría y la praxis de esta opción. La reflexión desde la situación de pobreza, y la respuesta teológica y pastoral de teólogos, agentes pastorales y episcopados ha ayudado a un avance tan notable de la "opción por el pobre" en el quehacer pastoral de la Iglesia en el mundo.
1. El Dios liberador
La Historia de Salvación está centrada en la acción misericordiosa de Dios que vela por su pueblo y que tiene especial predilección por el oprimido, y esa predilección hace que actúe permanentemente a favor de él.
Uno de los momentos más esclarecedores de esta Historia está narrada en el Exodo, con la liberación del pueblo de Israel: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arrancan sus opresores y conozco sus angustias" (Ex. 3,7). La salida liberadora de Egipto, es el acontecimiento clave, fundacional, del pueblo de Israel. Israel comprende que su Dios, es un Dios de misericordia que le ha librado de la opresión. Desde entonces unirá Dios la Salvación a la Liberación. Dios será el Salvador, el Liberador.

Siguiendo los textos bíblicos del A.T., nos encontramos que Israel va conociendo a su Dios. El Dios de Israel es el que sitúa la justicia y el derecho, es decir, la defensa de la vida de los pobres y desvalidos, en el centro de su plan de salvación. Se le denomina el Goíel, el defensor-liberador, el que va a abogar por los que no tienen quien les defienda. De él se dirá: "Padre de los huérfanos y defensor de las viudas... El Dios que procura un hogar a los desvalidos y libera a los cautivos con fortaleza" (Sal 68. 6-7).

(Tomado : http://www.mercaba.org/Pastoral/O/opcion_por_los_pobres.htm)